26 noviembre 2008

Filosofía a dos duros


Como todos los años en vísperas de fiestas Marietta se pelea con los billetes de avión. Y las compañías aéreas, los agentes, su banquero, y su perra que esta vez se queda en casa.

Y se da cuenta de que cada vez es más complicado decidir (si es que puede) con qué compañía volará. Porque con la edad a Marietta le surgen cuestiones existenciales que a los 20 ni se planteaba. Dulce inconsciencia añorada de cuando lo importante era simplemente viajar, no importaba donde ni con quien. Primaba la aventura.

Y en esa bienvenida al club de los adultos Marieta se sorprende pensando en cuestiones trascendentales mientras mira por la ventanilla el inmenso océano que la separa de su casa. La última de ellas, y cuidado es muy duro aceptarlo, “ ¡Paaaaa que increíble que hayamos logrado volar !!”.
Asusta, ¿verdad?. No tanto la reflexión sino que se llegue a formularla. Es un proceso complejo, encabezado por la expresión de mayor carga admirativa que esta mujer pudo encontrar en Uruguay.

Hace muuucho tiempo un gran periodista español lo resumió perfectamente, “el día que vea a una paloma conduciendo un camión me subiré tranquilo a un avión”.

Por suerte Marieta todavía no llegó a ese estado, y digo por suerte porque le quedan innumerables aviones a los que subirse.

16 septiembre 2008

You’re Welcome

Hace ya unos años, Marieta se fue a estudiar inglés a Boston. Una de las razones de su elección fue que allí se encontraba su mejor amiga, lo cual facilitó bastante el papeleo del curso, el alojamiento, una cara conocida al llegar al aeropuerto, comiditas caseras, y un largo etcétera logístico. Aunque el cariño que se tenían ambas debió también de contar para algo.

Al llegar, Marieta dejó el equipaje en casa de Moniquette, y las dos amigas se fueron a realizar los trámites de rigor, como abrir una cuenta en el banco, sacarse la tarjeta del metro, localizar el Starbucks más cercano y las tiendas futurables.

Al hacer sus compras, Marieta, muy educada ella, daba las gracias y su asombro era cada vez mayor. Al cabo de un rato le dijo a su amiga:

Moniquette,¿tanto se nota que acabo de llegar?
¿Por qué?
Porque cada vez que doy las gracias las dependientas ¡me dan la bienvenida!

A lo que a Moniquette, anonadada, le tomó un tiempo contestar:
Marieta, ¡You’re welcome significa de nada !!!


El consiguiente ataque de risa de las dos amigas es sin duda para Marieta uno de los momentos imborrables de aquel viaje.

03 junio 2008

Estrés anal


Hace unos días una muy buena amiga me contaba que creía haberlo visto todo hasta su visita de la mañana al médico.
Resulta que sentía unas molestias en el ano, dicho sea de paso lo suficientemente dolorosas como para que una se anime a que le revisen esta parte de su anatomía, que tampoco es que vayamos presumiendo de ella por ahí.

La cuestión es que una vez cómodamente instalada en la camilla, de costado, el médico le abrió los cachetes y con toda la naturalidad del mundo le soltó: ¿tú estás muy estresada no? A lo que mi amiga que acaba de salir de una etapa reaaalmente estresante y haciendo acopio de toda su seriedad contestó, ¿lo dices por la cara que pongo? No, le dice el médico, lo digo porque tienes el ano estresado.
¿Cómo?

Os ahorro la cara de la rubia (porque mi amiga lo es) ante la observación, aunque os cuento que el tratamiento es a base de nitroglicerina, lo cual también es motivo de risas entre los enterados.

Y desde aquí reivindico a todas las que tenemos alma de rubia.

10 abril 2008

Mamá dame cien pesetas

Hay canciones que quedan en el recuerdo y marcan toda una vida. Esta de la que os voy a hablar no marcó los anales de la historia pero creo que fue la razón de que Marieta se haya convertido en la tía de las Américas. Aparte de dedicar estos últimos casi 9 años a recorrer el mundo.

Señores ¡acabo de ahorrarme miles de euros de dolorosa terapia!!

Todo comenzó hace unos 20titantos años, en realidad Marieta recuerda la cifra exacta, pero decidió que a nadie le importa ...
En aquella época sus padres tenían un apartamento en Jávea, al borde del canal, y Marieta se dormía todas las noches con el tintineo de los veleros, mecidos por el viento.
Excepto un par de días a la semana, cuando el hotel Los Naranjos (hoy desparecido), organizaba unas cenas con baile (o algo parecido) para sus huéspedes. La cuestión es que la música se escuchaba en toda la zona y uno de los temas de aquellos veranos debió de quedar profundamente arraigado en el subconsciente de la pequeña.

Ahí tenéis la razón de su exilio.

Este pueblo no tiene ni esperanzas ni ambición
Por aquí nunca pasan la alegría ni el amor
Todo el mundo critica lo que soy lo que no soy
Por eso viejo pueblo ahí te quedas yo me voy

No sé, no sé
No sé si volveré
tal vez, tal vez
Un día volveré

Mamá dame cien pesetas porque a América me voy
Mamá dame cien pesetas porque a América me voy
Pero no sé si un día volveré
Pero no sé si un día volveré

Solo cuando recorra el mundo entero pensaré
Si he vivido bastante y si me acuerdo del ayer
Pero si ese mañana es tan triste como el hoy
No lo dudo un momento otra vez diré me voy

No sé, no sé ...


Por suerte Marieta jamás descubrió donde se encuentra Noa, otro gran hit de aquellos veranos.