20 octubre 2009

Primavera austral

Llega la primavera a Montevideo y la ciudad despierta.

Pasear por sus calles con ese tímido sol de fines de invierno que calienta las penas y despeja las ideas. En momentos de tristeza, cuando a Marietta le asaltan los recuerdos y se le encoje el alma, caminar por las callecitas de Pocitos o Punta Carretas y descubrir la explosión de color de sus jardines, la mezcla imposible de estilos y arquitecturas, los rosales trepadores que allí crecen como si fuesen flores silvestres, le recuerdan por qué sigue en este país.

Es un poco como cuando cada diciembre, rumbo al aeropuerto para tomarse un vuelo a Europa, en el recodo del camino se encuentra con el Hotel Carrasco. Majestuoso en su soledad, enmarcado por el Río de la Plata, con la marea baja plateada que brilla de mil destellos y el cielo azul de Montevideo. Es una sensación imposible de describir, hermosa y dolorosa, casi descorazonadora, que por unos minutos reafirma lo increíble del lugar. Marietta respira hondo, en paz, y trata de fijar la imagen en su memoria hasta que recorra el camino inverso.
Los eternos paseos por las calles de la ciudad, cámara en mano, con viejos temas de los Secretos o La Granja en el ipod, son momentos de absoluta complicidad con Lola, de sencilla tranquilidad, de continuo asombro, de momentos vividos que la asaltan sin orden ni motivo.

Estos paseos del recuerdo nacieron en París, en sus mil identidades, sus increíbles cambios de estación, la locura de su ritmo de vida, pero sobre todo los recuerdos de la infancia… y la siguieron a Londres, y a cada uno de sus viajes…
Ahora están en su balcón, donde hoy floreció su primera rosa y pronto el jazmín del cabo perfumará las noches a través del ventanal, con ese olor dulzón que le recuerda las noches de verano del porche de otra casa.



18 septiembre 2009

Mi nuevo salón



Esta mañana desempolvé mis dotes de decoradora. Hace un tiempo que mi apartamento oficia de guardamuebles en sus ratos libres, así que aprovechando que algunos enseres se iban reorganicé el salón y despejé una habitación.


Y estoy feliz! me encanta mi nuevo salón...a pesar de la lluvia persistente en mi día libre, del desastre que me dejaron los de la mudanza por toda la casa, de que va a ser una lucha continua con las fieras para que no dejen todo perdido de pelos... cada vez que me asomo a verlo se me escapa una sonrisa.

02 junio 2009

Humor uruguayo

La semana pasada fui testigo de una de esas chispas de humor uruguayo que tanto me sorprenden.

El 25 de mayo se inauguró la Torre Ejecutiva de Montevideo, donde se ubica desde ahora la Presidencia de la República.

Como pequeño dato curioso cabe contar que la piedra inaugural se colocó en 1965 y, entre pitos y flautas, el edificio quedó inmóvil cual carcasa vacía y abandonada durante más de cuatro décadas en una de las plazas más importantes de la ciudad.

La agencia en la que trabajo se encuentra justo enfrente de este mastodonte de cristal, por lo que ese día pudimos asistir en primera fila (más bien ventana) a la entrega de las llaves al presidente uruguayo. La verdad es que la ceremonia fue rápida y discreta.
Mientras me alejaba de vuelta a mis quehaceres, pude escuchar atónita como la Filarmónica entonaba... el Aleluya de Haendel.

Me encantó esa forma de reírse de uno mismo, aunque como bien me apostilló un compañero, 45 años es más de lo que se tardó en construir muchas de las pirámides.

03 febrero 2009

La ruptura

Hoy tuve una ruptura civilizada. De esas de adultos.

Vino temprano de mañana, preparó el desayuno mientras yo dormía, como muchas otras veces, y me despertó con un beso en el hombro.
Al cabo de un rato, sin apenas haber logrado conversar nada, dejó las llaves en el murito de la entrada, cogió el casco y se quedó en la puerta con la mirada triste. Le di un beso de despedida, de esos muy dulces y tiernos, para que no lo olvide nunca, y salí al balcón a fumarme un cigarrillo y ver como La Bestia salía de mi vida.

Tengo el regusto amargo de las cosas que quedaron pendientes.

12 enero 2009

El sueño de una noche de verano

A menudo al salir del trabajo tengo una horda de aparcacoches esperándome, bastante molestos y maleducados algunos de ellos. Otros tan colocados que apenas te ven. Ya nos conocemos de sobra (controlan todos los horarios) y por el pasado hemos tenido algún enfrentamiento que otro.

El domingo de noche me esperaba la única chica que hay entre ellos, que por cierto es muy amable. Después de darle su propina, cuando ya estaba sacando el coche, volvió corriendo y me dijo: a ver ti te puedo sorprender.

¿conoces El sueño de una noche de verano?
Sí le contesté yo, es una obra de Shakespeare.

Durante unos minutos la chica me recitó unos versos de la obra, hablando muy bajito, me costaba entenderla. Cuando terminó me miró y me dijo:
Usted tiene ojos así. Tiene ojos de soñador.

Le sonreí, no sabía que decirle así que le di las gracias y arranqué.

De repente me sentí muy triste.