21 abril 2010

Llega el invierno


Llega el invierno a Montevideo y una vez más nos vemos confrontadas al gran misterio de esta ciudad. ¿Algún paraguas resistirá este año a los vientos huracanados que acompañan los aguaceros montevideanos?

Llegan los fríos y con ellos las capas de ropa, bufandas, guantes, sombreros y demás, con los que resulta más que difícil sentirnos sexy y mucho menos parecerlo… ¿Salgo a la calle convertida en una cebolla andante o me la juego y termino el día helada y calada hasta los huesos?

Llega el invierno y le decimos adiós a los paseos en la rambla (so pena de salir volando), a las noches de terraza con las amigas y una copa en la mano, a las ensaladas cómplices de siluetas veraniegas, a las pieles bronceadas y los escotes de infarto.

Bienvenidas sean entonces las exquisitas sopas que calientan el alma, las reuniones frente al fuego, las escapadas al campo entre enamorados y los tonos oscuros que tanto nos favorecen.

Bienvenidas las botas todo terreno que año tras año lo mismo nos salvan una reunión de trabajo que una primera cita. Que resisten a las aceras endiabladas de Pocitos, al cumplido de las fashionistas, a una noche de juerga hasta altas horas de la madrugada, al incesante ir y venir de la ciudad.

Y bienvenidos todos esos pequeños detalles que le pondrán color al invierno, como los esmaltes color vino de Chanel, el roce del cachemir sobre la piel, el mate bajo los pálidos rayos de sol que se cuelan por el balcón, el olor a leña por las calles, las noches de maratones de Sex&theCity y comida para llevar entre amigas y la pereza de salir de una cama bien calentita para correr hasta un baño helado.

1 comentario:

10050 Cielo Drive dijo...

Encantador relato. Has convertido el invierno en una estación cálida y suave.
besos