Marieta no aprendió a conducir hasta que llegó a Montevideo.
No por nada en especial sino porque nunca lo necesitó.
Se movía en metro, tren y avión.
Aquí no hay trenes. Mucho menos metros, y lo del avión es relativo según destinos…
Pero lo peor de todo, el mayor de todos los sacrilegios es que súper Lola no puede viajar en transporte público. Y claro por ahí Marieta ya no pasa.
Una cosa es que en París Lola fuese hasta a trabajar y la otra es que por muy cómodos que resulten para el pasajero los autobuses a Punta del Este, Lola tenga que viajar con las maletas, junto al motor*, y sin aire acondicionado**.
Bueno la historia es que Marieta decidió sacarse el carné de conducir para escaparse los fines de semana, para que Lola utilice el asiento trasero de hotel ambulante y accesoriamente para ir a trabajar.
En Montevideo el examen teórico se prepara en una única clase. Consta de 21 preguntas si mi memoria es buena. Y los libros son dos folletos.
Quizás sea la razón de lo que sigue a continuación,
· en Montevideo los coches vienen ya de serie sin intermitentes
· ídem para los retrovisores, es más algunos modelos ni siquiera incluyen el retrovisor frontal
· debido a que los conductores no avisan de sus maniobras y a que tampoco pueden ver si hay alguien más en la vía pública, pues simplemente realizan la susodicha maniobra.
· los demás que se apañen e improvisen, que no es tan difícil
· las bicicletas vienen sin luces, reflectores o cualquier cosa que se le parezca. Hay que saber que las rutas*** también vienen sin luces, reflectores o cualquier cosa que se les parezca
· las rutas sí que vienen con unos espectaculares agujeros en la calzada estratégicamente distribuidos
· que las bicicletas esquivan hábilmente sin, recordémoslo, cerciorarse de posibles otros usuarios de ese mismo tramo
· las motos vienen equipadas con luces y retrovisores (algunas) pero sin el chip de usuario a insertar en el cerebro de cierto tipo de conductores (léanse repartidores varios) y hablo con propiedad …
A la fauna motorizada Montevideana se le suman dos categorías desconocidas para el conductor “europeo”. Que todos sea dicho de paso también puede ser muy bestia.
· la tracción a sangre y los perros callejeros
la tracción a sangre consiste en carros tirados por caballos cuyos conductores hurgan en las basuras para reciclar su contenido.
Dichos carros no llevan luces, intermitentes, retrovisores o frenos.
Sí llevan toneladas de bultos cargados en equilibrio y sin asegurar
Los mencionados carros (un tanto artesanales) son tirados por animales exhaustos y flacuchos que ejercen de acelerador, freno y si mucho me apuran hasta de embrague.
· Muchos camiones tampoco aseguran su carga ahora que lo pienso.
· los perros callejeros uruguayos tienen GPS. Los que no han aprendido a cruzar las carreteras del país son lo que te encuentras frente al coche a más de 80 a la salida de una curva.
Sin embargo los autobuseros uruguayos pertenecen a la misma especie de autobuseros de todo el mundo. No consolidándose por lo tanto como fauna autóctona.
* nada ruidoso como os podréis imaginar
** ¿30 grados por la calle lejos de un motor equivaldrán a 40 grados junto a un motor en un portaequipajes?
*** equivale a una nacional llena de camiones
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