En este blog tenemos debilidad por las aventureras.
Contamos con unas pocas en la familia y entre las amigas.
Siento gran admiración por aquellas mujeres pilotos retratadas en sepia, sonrientes, con la cara bronceada, con botas y faldas largas.
Por aventureras de principios de siglo (pasado) capaces de atravesar una cordillera a lomos de burro, o de dejarse hechizar por África.
Desde hace unos días contamos con una nueva aventurera entre nuestras filas, y queria compartir con vosotros su experiencia.
“El viaje por China duró dos meses, recorrimos desde Beiging a Hong-Kong en transporte público. Habíamos estudiado un poco de chino, pues allí nadie habla inglés, o no lo hablaba entonces pues era el año 98 e íbamos de mochileros. Algunas travesías en tren llegaron a durar hasta cuatro dias completos (no iban los trenes a más de treinta por hora, hasta que llegamos a Hong-Kong). Ellas me miraban con simpatía, o a mi me lo pareció, con alguna llegué a travar conversación y nos escribimos un tiempo, con la ayuda de mi profe de chino. Les resultaba realmente extraño ver a aquella rubia y su mochila, viajando con tres hombres mayores y barbudos, ninguno de los cuales era su marido. Además, en aquel tiempo, tenía pendiente una asignatura y me había llevado mis apuntes para estudiar en el viaje, les encantaba ver mi cuaderno, con mis letras, creo que casi tanto como a mi me gustan las suyas, que sigo practicando en cuanto puedo... cambiamos cosas, Realmente me dejó impresionada la fuerza de la mujer china y su participación en la vida. Los trenes, que están militarizados, eran gobernados por mujeres, ataviadas con distintos uniformes, según su cargo, era algo cotidiano el ver a una mujer conducir un autobús articulado, incluso había mujeres taxistas, aunque los taxis escaseaban. No soy una forofa de ninguna "revolución" pero creo que ha sido un gran avance el haber pasado de una sociedad, prácticamente feudal y, por supuesto, machista, a lo que yo pude percibir en los movimientos cotidianos. Además, he de reconocer, que eran todas guapísimas y tenían unas piernas envidiables que enseñaban sin el menor pudor montadas en sus bicicletas. Alguna vez tuve que decirles a mis compañeros de viaje... eh... que yo también estoy aquí. Según la región en la que estuviéramos, encontramos distintos tipos, etnias, fenotipos o como se diga... en concreto en Xiam eran auténticas porcelanas y, para colmo, altísimas. En fin... no me enrollo más.”
Contamos con unas pocas en la familia y entre las amigas.
Siento gran admiración por aquellas mujeres pilotos retratadas en sepia, sonrientes, con la cara bronceada, con botas y faldas largas.
Por aventureras de principios de siglo (pasado) capaces de atravesar una cordillera a lomos de burro, o de dejarse hechizar por África.
Desde hace unos días contamos con una nueva aventurera entre nuestras filas, y queria compartir con vosotros su experiencia.
“El viaje por China duró dos meses, recorrimos desde Beiging a Hong-Kong en transporte público. Habíamos estudiado un poco de chino, pues allí nadie habla inglés, o no lo hablaba entonces pues era el año 98 e íbamos de mochileros. Algunas travesías en tren llegaron a durar hasta cuatro dias completos (no iban los trenes a más de treinta por hora, hasta que llegamos a Hong-Kong). Ellas me miraban con simpatía, o a mi me lo pareció, con alguna llegué a travar conversación y nos escribimos un tiempo, con la ayuda de mi profe de chino. Les resultaba realmente extraño ver a aquella rubia y su mochila, viajando con tres hombres mayores y barbudos, ninguno de los cuales era su marido. Además, en aquel tiempo, tenía pendiente una asignatura y me había llevado mis apuntes para estudiar en el viaje, les encantaba ver mi cuaderno, con mis letras, creo que casi tanto como a mi me gustan las suyas, que sigo practicando en cuanto puedo... cambiamos cosas, Realmente me dejó impresionada la fuerza de la mujer china y su participación en la vida. Los trenes, que están militarizados, eran gobernados por mujeres, ataviadas con distintos uniformes, según su cargo, era algo cotidiano el ver a una mujer conducir un autobús articulado, incluso había mujeres taxistas, aunque los taxis escaseaban. No soy una forofa de ninguna "revolución" pero creo que ha sido un gran avance el haber pasado de una sociedad, prácticamente feudal y, por supuesto, machista, a lo que yo pude percibir en los movimientos cotidianos. Además, he de reconocer, que eran todas guapísimas y tenían unas piernas envidiables que enseñaban sin el menor pudor montadas en sus bicicletas. Alguna vez tuve que decirles a mis compañeros de viaje... eh... que yo también estoy aquí. Según la región en la que estuviéramos, encontramos distintos tipos, etnias, fenotipos o como se diga... en concreto en Xiam eran auténticas porcelanas y, para colmo, altísimas. En fin... no me enrollo más.”
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Post aparte merecen las clases de chino ...
XXX
1 comentario:
Te ha quedado muy bonito y he sentido algo extraño al leer palabras mias en otro sitio que no fuera mi casa... Prometo contar las clases de chino, otro día, hoy estoy realmente agotada... como avance: estudiamos durante un año antes de irnos, era parte de la preparación del viaje, una vez allí nos dimos cuenta, cual pardillos, de que aunque sabíamos pedir y preguntar algunas cosas, éramos... analfabetos. Compramos un plano de Beiging en el aeropuerto, tomamos el autobús de línea para acercarnos a la ciudad, pero no sabíamos encontrar la calle que buscábamos... estaba escrito en chino y no sabíamos leer. Por esa razón y, sobre todo, creo yo también, porque me encanta trabajar con las manos y la caligrafía china es todo un arte, continué durante tres años más estudiando. Prometo contar, con pelos y señales como nos peleamos en una estación de tren pidiendo un billete para "antesdeayer" cuando lo que queríamos era un billete para "pasadomañana". Un abrazo y gracias por ver en mi al Ulises que llevo dentro al primer golpe de cuatro letras de nada.
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