Ya estoy de vuelta de mis mini-vacaciones Navideñas. En realidad llegué la semana pasada pero aún no he tenido tiempo para poneros al día. Estoy un poco perezosa... ¡Pues si que empezamos bien el año! ¿Alguien ha hecho una lista de buenos propósitos?
Sinceramente, ¿alguno de ustedes ha llegado a cumplir siquiera el 10% de alguna de ellas? ¡Os propongo elegir entre todos la más original!
Yo creo que este año ni me molestaré en escribirla… quizá la piense, por no perder la costumbre.
Si, me parece que el tono de este post va ser un poquito deprimente, tal y como viene la mano…
Será la distancia.
Los amigos (de este lado del globo) están en Punta del Este. La prensa y la televisión nos bombardean todos los días con las playas maravillosas, las salidas, los eventos.
Y contrasta terriblemente con Montevideo… Es increíble, como todo se paraliza a las dos orillas del Río y se concentra durante apenas tres semanazas entre Punta del Este, la Barra y Jose Ignacio.
A todo ello hay que sumarle que localizar a un argentino, brasileño o paraguayo, en su lugar de trabajo es misión imposible. Y que los proveedores uruguayos están también de vacaciones. Resultado; cualquier tontería te cuesta días y días de organizar, contando claro con que alguien te conteste… Si es algo importante, pues ánimo, a almacenar estrés que queda mucho año por delante y el depósito está vacío!
Por suerte quedan algunos irreductibles en Montevideo, como mi rubia preferida.
Si, esa que es independiente, bonita, inteligente, divertida y que está hasta arriba de trabajo. Y por supuesto soltera. ¿Por qué será? Se aceptan apuestas.
Pues eso, que quedamos algunos en Montevideo con los que hacer liga veraniega anti-aburrimiento, disfrutar de las terrazas, de las noches sofocantes, de las cuquis voladoras atacadoras del salón de Marieta y que me tienen acobardada, de las arañas peludas, de las tormentas, de los pocos programas culturales que no se han mudado a Punta, y como no, organizar alguna escapada de fin de semana a ¿lo adivinan? Punta.
Sin embargo hay algo que todavía tenemos aquí,
Será la distancia.
Los amigos (de este lado del globo) están en Punta del Este. La prensa y la televisión nos bombardean todos los días con las playas maravillosas, las salidas, los eventos.
Y contrasta terriblemente con Montevideo… Es increíble, como todo se paraliza a las dos orillas del Río y se concentra durante apenas tres semanazas entre Punta del Este, la Barra y Jose Ignacio.
A todo ello hay que sumarle que localizar a un argentino, brasileño o paraguayo, en su lugar de trabajo es misión imposible. Y que los proveedores uruguayos están también de vacaciones. Resultado; cualquier tontería te cuesta días y días de organizar, contando claro con que alguien te conteste… Si es algo importante, pues ánimo, a almacenar estrés que queda mucho año por delante y el depósito está vacío!
Por suerte quedan algunos irreductibles en Montevideo, como mi rubia preferida.
Si, esa que es independiente, bonita, inteligente, divertida y que está hasta arriba de trabajo. Y por supuesto soltera. ¿Por qué será? Se aceptan apuestas.
Pues eso, que quedamos algunos en Montevideo con los que hacer liga veraniega anti-aburrimiento, disfrutar de las terrazas, de las noches sofocantes, de las cuquis voladoras atacadoras del salón de Marieta y que me tienen acobardada, de las arañas peludas, de las tormentas, de los pocos programas culturales que no se han mudado a Punta, y como no, organizar alguna escapada de fin de semana a ¿lo adivinan? Punta.
Sin embargo hay algo que todavía tenemos aquí,
La foto la tomé esta tarde.
¿No es divino?
Feliz 2007 a todos.
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